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Izenburua (dcterms:title)
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Presentación “Food Wars” y “El gran robo de los alimentos”
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Deskripzioa (dcterms:description)
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El Martes 19 de junio de 2012 en el Forat de la Vergonya se presentaron los libros Food Wars (Editorial Virus) y El gran robo de los alimentos (Icaria Editorial).EL acto contó con las intervenciones de Miren Etxezarreta, economista y catedrática de Economía Aplicada, Gustavo Duch, coordinador de la revista Soberanía alimentaria, biodiversidad y culturas, Henk Hobbelink, agrónomo, miembro de GRAIN y coautor de El gran robo de los alimentos y Diego Durán, miembro de Ecologistes en Acció.
Fuente: Icaria libros
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Miren Etxezarreta:
Para entender lo que pasa en la agricultura, el mundo rural y la alimentación en el mundo actual hay que partir de las raíces del sistema capitalista en el que vivimos: El capitalismo necesita crecer siempre. Y una vez consolidado en el mundo de la manufactura comienza a penetrar en el mundo rural y agrario. Principalmente en Estados Unidos a partir de los años treinta del siglo pasado y en Europa a partir, sobre todo, dela IIGuerraMundial.(II G.M.) Y que se está completando en la actualidad cuando el capitalismo ha absorbido la economía global.
Aunque los dos libros que se presentan, ”Food Wars” y “El gran robo de los alimentos“, se refieren sobre todo al mundo agrario de los países periféricos, yo me concentraré más en el ámbito central porque es el que más nos afecta. Y en su evolución reciente, partiendo dela IIª Guerra Mundial
1.- Desde las raíces: Los autores clásicos.
En Europa occidental (excepto Reino Unido) el mundo agrario estaba conformado por explotaciones familiares, en general de pequeña dimensión. Era distinto en la parte oriental de Europa:junkers.
A finales del siglo XIX y principios del XX hubo un gran debate teórico partiendo del marxismo (la economía convencional nunca ha tratado tales temas) acerca de la desaparición (la descomposición) del campesinado. Algunos autores marxistas, destaca entre ellos Kautsky, que era un gran teórico del marxismo de la época, planteaba en La cuestión agraria que el capitalismo iría absorbiendo el mundo agrario y convirtiéndolo principalmente en grandes explotaciones con trabajadores asalariados, rodeados de pequeñas explotaciones marginales necesarias sobre todo para proveer de mano de obra a las grandes explotaciones. Kautsky era alemán y en su parte de Europa la agricultura de los señores rurales (Junkers) era mayoritaria. En Gran Bretaña, ya con las ‘enclosures’/cercamientos al comienzo de la revolución industrial, desaparecieron los campesinos. En este país no hay agricultura familiar, sino grandes explotaciones capitalistas.
Frente a Kautsky muchos otros autores, incluso marxistas, mantenían que el campesinado no podría ser absorbido por el capitalismo por sus características físicas, ya que la pequeña dimensión de las explotaciones campesinas dificultaba la absorción de la agricultura por el capitalismo, ni las explotaciones se prestaban a la utilización del trabajo asalariado por su dimensión y por el carácter familiar de la agricultura. El carácter disperso de la actividad agraria (trabajo en los campos) tampoco facilitaba el control de los trabajadores, por lo que era más difícil explotarlos. Bien avanzado el siglo XX, entre los años 1950 y 1970, el debate seguía en pie en Europa (Servolín y otros) y en América Latina este debate continuó casi hasta el final del siglo XX. Este debate era de gran importancia política, pues se trataba de estudiar como avanzaba el capitalismo en el campo y que estrategia se podía seguir para destruirlo para dar lugar a sociedades socialistas. Este debate señala ya las transformaciones que experimentará la agricultura.
2.- La transformación de la agricultura.
– Desdela II G.M. la agricultura ‘occidental’ (EE.UU. y Europa) ha ido transformándose intensamente. El capitalismo ha seguido dos vías distintas para incorporar la agricultura dentro de su proceso de obtención del beneficio: la integración de la agricultura familiar directamente en el capitalismo (ala Servolin) y la sustitución de la pequeña agricultura por grandes explotaciones agrarias (ala Kautsky).
2.1. La integración de la agricultura familiar:
Uno de los argumentos principales de los autores europeos que no creían en la descomposición del campesinado era que el capitalismo había aprendido a explotar a los agricultores sin convertirlos en trabajadores asalariados (Servolin, Lebose-Ouisse). Y la verdad es que lo ha sabido hacer muy bien.
Todos sabemos como las grandes empresas productoras de medios de producción –tractores y otra maquinaria agraria, semillas, abonos, fitosanitarios- y las no menos grandes, manufactureras, comercializadoras y distribuidoras de los productos agrarios han ido generando lo que se denominaron las cadenas o sistemas agro-alimentarios en los que las agriculturas familiares quedaban integradas y profundamente dominadas. Hasta el punto que algunos autores consideraban que los agricultores quedaban convertidos en trabajadores autónomos con muy poca libertad para su actuación (Mollard: Paysans exploités). La agricultura intensiva de aves, cerdos y más tarde terneros, con los sistemas llamados de agricultura integrada, fueron los ejemplos más conspicuos de este periodo, pero también operan en los productos agrarios, principalmente en las hortalizas (Caso de Almería, por ejemplo), y cada vez más en todos los productos.
Las explotaciones agrarias familiares en Europa Occidental y las granjas en Estados Unidos en este periodo fueron convertidas en explotaciones familiares capitalistas. Dando lugar a otro debate teórico, pues en un planteamiento marxista ortodoxo la explotación reside en los trabajadores asalariados y si no los hay una familia no puede explotarse a si misma,. En este debate –aunque de menor importancia política que el anterior- bastantes economistas analizaron como se podía dar esta autoexplotación capitalista en la economía familiar. Por ejemplo Samir Amin, y más modestamente, yo misma. Los argumentos que sustentan esta posición se apoyan en:
. Que en la agricultura familiar se maneja una considerable cantidad de capital, que tiene por objetivo obtener un beneficio y no solamente la subsistencia y la pequeña producción mercantil de mercancías. El beneficio del capital invertido ocupa un importante papel entre los objetivos de la explotación.
. La producción es masiva y se dedica a las grandes manufactureras. La producción para el consumo directo es minoritaria y se producen masivamente materias primas para las empresas agro-alimentarias y para la exportación (hortalizas en el levante del estado español, por ejemplo)
. Los medios de producción que se utilizan provienen totalmente de empresas capitalistas. La agricultura está fuertemente industrializada.
. La mayoría de estas explotaciones están, además, fuertemente internacionalizadas: no sólo se internacionalizan los medios de producción – maquinaria, tecnología, semillas, abonos, fitosanitarios en unos países (centrales), sino que la venta de productos es global: venta de ‘commodities’ de los países pobres, comercialización en los centrales… La agricultura familiar está intensamente industrializada e internacionalizada.
. La familia agraria constituye un agente híbrido, parte trabajador familiar y parte empresario de su granja, que explota su propio trabajo y el de su familia.
. Se recurre de forma creciente al trabajo asalariado temporal, especialmente inmigrantes.
Nos encontramos, asimismo, con lo que ha venido a llamarse la ‘agricultura integrada’ consistente en la absorción por enormes empresas manufactureras, comercializadoras y distribuidoras de la producción obtenida en explotaciones familiares, con controles muy precisos de las operaciones a efectuar y las características del producto,-contratos de integración- en una especie de líneas de producción descentralizadas en la agricultura familiar y dirigidas y absorbidas por las grandes empresas alimentarias.
De esta forma la agricultura familiar ha sido transformada en explotaciones capitalistas, integradas en los procesos de acumulación de capital. En Europa, y todavía más en Estados Unidos, hace muchas décadas – por lo menos desde antes de la IIGuerraMundial- que no existe la agricultura campesina. No es lo mismo, ni mucho menos, la agricultura campesina que la agricultura familiar. La agricultura familiar del mundo occidental es mayoritariamente una agricultura capitalista. Es una distinción importante pues muy a menuda se tiene una imagen idílica de la agricultura familiar y todavía más de la agricultura campesina que no responde a la realidad. Y, aunque cada vez es más importante el movimiento de resistencia a esta absorción, es todavía muy minoritario entre los agricultores que han sido convertidos en pequeños, o no tan pequeños empresarios capitalistas. Teniendo consecuencias también en sus movimientos reivindicativos que se han convertido en asociaciones corporativistas para ganar más, más que en asociaciones de ayuda mutua.
El proceso descrito no se detiene, las explotaciones familiares tienen que tener cada vez mayor dimensión –territorial y económica-, muchas pequeñas explotaciones van desapareciendo- en Europa la industrialización de la agricultura ha causado la desaparición de millones de explotaciones-mientras que las que perduran se van convirtiendo en explotaciones familiares de considerable dimensión territorial y económica.
2.2. La absorción de la actividad agraria por las grandes explotaciones agrarias
Por otra parte, la tecnología actual permite la actividad y el control de los trabajadores dispersos en el terreno. Lo que ha facilitado el desarrollo de muy grandes explotaciones agrarias, que producen masivamente mercancías con procesos muy homogéneos y fuertemente industrializados e internacionalizados y el recurso a mano de obra asalariada, muy a menudo inmigrante. Que producen la mayoría de mercancías agrarias en los países centrales, dando lugar a una agricultura intensiva de grandes empresas agrarias, cuyos procesos productivos abarcan el mundo para un consumo global. En la globalización actual la producción es mundial para el consumo global. Lo que supone, a su vez, una gran dependencia del Agribusiness del transporte a larga distancia y, por tanto, del petróleo. En el siglo XXI la transformación de la agricultura, además de la absorción por el capital de la agricultura familiar (a la Servolin), sigue más este desarrollo de creación de grandes explotaciones agrarias de producción masiva, (a la Kautsky) que producen la mayor parte de las mercancías agrarias[1].
En todo este proceso, el apoyo de los gobiernos a la absorción de la agricultura por el capitalismo ha sido principal y fundamental. Tanto por medio de las políticas agrarias, como de las generales que cada vez afectan más a una agricultura intensamente capitalizada (ver el punto 3)
En los países periféricos el proceso de transformación se inició sobre todo en los años sesenta con la RevoluciónVerdey está siendo más rápido pues destruyen sin reparos el campesinado existente y lo sustituyen por grandes explotaciones con asalariados con salarios de miseria.
En los países periféricos, la absorción por el capitalismo, la transformación agraria y especialmente las presiones de los programas de ajuste del FMI y el BM han llevado a aumentar la producción para la exportación a expensas de la producción de alimentos para el interior, que se plantea que pueden ser proporcionados por la importación. Pero las importaciones hay que comprarlas. Suponiendo, que ya es mucho suponer, que los países tengan divisas para comprar estos alimentos, una gran parte de las poblaciones autóctonas, los campesinos no exportadores entre ellos, que son la gran mayoría, no tienen dinero para comprar los productos importados, con lo que crece la población hambrienta.,
3.- La agricultura y el mundo en el que está insertada.
Debido a su historia de alejamiento del mundo industrializado en el pasado, a menudo se considera la agricultura como un mundo separado del resto. Nunca ha sido así, pero cada vez menos. La agricultura desde hace siglos ha estado subordinada al resto de la economía, pero desde la industrialización esta subordinación se ha acentuado intensamente A medida que el capital, la tecnología y el comercio son más importantes, el contexto económico y social en el que la agricultura se desarrolla es crucial para la misma: la industrialización y la urbanización en otras épocas, la globalización ahora afecta a la demanda de productos, oferta de productos industriales, política económica (libro o no libre comercio, tipos de interés, disponibilidad del crédito, etc.),la Seguridad Social (lo que reciben los jubilados agrarios en España es más que toda las subvenciones que vienen dela UE), legislación de los aspectos referentes a alimentos, medio ambiente, mano de obra, comercio exterior, primeras materias para la industria. ‘De esta manera, se vinculan las bolsas de materias primas al funcionamiento de los mercados financieros: factores como la tasa de interés, la asunción de riesgos o la caída de precios de las acciones elevan los precios de las materias primas, independientemente de la oferta y la demanda de la mercía física’ (Wello, p. 238). Hay que destacar también la incidencia especial de los programas de ajuste y sus políticas monetarias y fiscales.
Surgen también contradicciones acentuadas entre los objetivos que deben cubrir las políticas. Por ejemplo, la política agraria como la PACes necesaria para sostener la agricultura en Europa, pero muchos de sus efectos son desastrosos para las agriculturas de los países periféricos.
Sólo se puede entender la agricultura insertada en la economía a la que pertenece, por tanto ahora inserta en la economía global
4..- La agricultura del siglo XXI
Las transformaciones señaladas y muchas más que corresponden a la expansión del capitalismo en el ámbito no urbano, a medida que se han ampliado e intensificado han ido dando lugar, además de a la desaparición del campesinado y la agricultura familiar, a otros muchos fenómenos que son muy bien descritos en las dos obras que y el valioso epilogo de Tom Kutcharz que se presentan hoy, y entre los cuales sólo destacaré:
La absorción de la agricultura por la urbanización. El amplio despliegue de infraestructuras urbanas al que asistimos continuamente está compitiendo con las tierras agrarias: carreteras, ferrocarriles, parkings, parques temáticos, ‘eurovegas’
Agricultura y energía en competencia: utilización de la tierra para la producción de energía: biomasa.
Absorción por las ETN de las tierras de las poblaciones rurales : Además, es sabido también que por razones estratégicas de futuro y por diversificar sus inversiones los grandes inversores institucionales y las grandes fortunas, (Beneton) con enormes recursos obtenidos de un capitalismo cada vez más desigual, están comprando masivamente tierras en los países periféricos (en el Cono Sur latinoamericano, en Africa).
La explotación con los alimentos. La insaciable sed del capital por más beneficios y su expansión conduce a la especulación con los alimentos en los grandes mercados financieros. Desde los años 2000 se observa como el capital financiero toma como uno de sus destinos las operaciones especulativas con transacciones de alimentos. En la mayoría de ocasiones ficticias pues en absoluto suponen compras y ventas reales sino que consisten en transacciones meramente financieras buscando el beneficio por los diferenciales de precios, fuertemente manipulados precisamente por estas transacciones. Sin demasiados escrúpulos de que esto cause aumentos de precios que lleve a la muerte a millones de personas pobres.
El deterioro de la calidad alimentaria y la degradación del medio rural: La calidad de los alimentos es cada vez más artificial y más vulnerable a los peligros: mala calidad del producto, transgénicos, producción masiva con graves errores sanitarios, etc. etc. mientras que se observa la degradación del medio rural: deforestación, erosión, perdida de bosques, degradación de las aguas, etc. etc.
Los arreglos del escaparate: el desarrollo rural. El abandono del campo y las crecientes tasas de paro en la industria y los servicios llevan a políticas para potenciar que las personas permanezcan en el ámbito rural. En su mayoría con actividades no agrarias de muy pequeñas familias autónomas, en espacial en el turismo rural y el pequeño comercio o industria artesanal. En una minoría de casos los agricultores combinan su actividad agraria con las de servicios, pero son pocos y el ámbito rural continúa sin tener una masa crítica suficiente para sociedades dinámicas. Y si tienen bastante actividad, es debido al turismo, no a la agricultura. Por otra parte, si se pretende una ‘recampesinización’ significativa hay que plantearse hasta donde están disponibles los recursos productivos, sobre todo la tierra (con altos precios debido a la propiedad privada) y la tecnología adecuada (diseñada principalmente para las grandes explotaciones de agricultura intensiva)
5.- Las resistencias.
Pero todo esto no deja pasivos ni a los habitantes del mundo rural, ni a la ciudadanía que percibe el deterioro del patrimonio social y los peligros y mala calidad de su alimentación. Y se desarrollan, primero, procesos de resistencia a la desaparición de la agricultura familiar en los países centrales. Durante muchos años en estos países la resistencia se ha reducido a intentar mejorar su suerte económica, de forma individualista o corporativa (Sindicatos agrarios, Cámaras agrarias). Actualmente, la dureza del ataque, la percepción de la dificultad en obtener resultados positivos y el creciente interés por la agricultura ecológica y las oportunidades que puede proporcionar, están modificando paulatinamente esta lucha y conduciéndola a otras premisas basadas en la producción de más calidad, menos agresiva con la naturaleza, más favorable a los agricultores y de carácter más colectivo. Y, quizá más importante, la percepción por parte de muchos agricultores y personas que viven en el mundo rural, y de parte de la ciudadanía urbana, de que el sistema actual no puede proporcionarles lo que ellos desean.
De aquí que una gran parte de los movimientos reivindicativos se han convertido en críticos del sistema capitalista y plantean la necesidad de una transformación radical del ámbito agrario y rural y de la provisión de alimentos. Han percibido que no hay esperanzas de solución dentro del capitalismo. La resistencia a la absorción por las relaciones capitalistas del mundo agrario y rural y del ámbito alimenticio esta creciendo con fuerza, aunque todavía es minoritaria. La importancia de Vía Campesina y otros grupos similares –la ‘desglobalización’ de Walden Bello-como catalizadores y orientadores de estas luchas, la necesidad de grupos críticos de análisis y orientación como GRAIN, es muy destacable. También las asociaciones de ecologistas y de consumidores están teniendo un papel importante. El ámbito de la agricultura y la alimentación esta siendo una parte pionera en las nuevas formas de plantearse la presencia de la ciudadanía en la sociedad y de nuevas formas de hacer política.
Asimismo, en los países periféricos, se está luchando por la sobrevivencia del campesinado y los campesinos, así como de las poblaciones indígenas cuya economía está basada en el ámbito rural. El dominio del capitalismo es mucho más burdo y cruel en estos países y está llevando a durísimos conflictos entre las poblaciones autóctonas, sobre todo las poblaciones indígenas y los grandes negocios agrarios. Y la lucha en estos espacios está estimulando las reivindicaciones en los países centrales.
Pero todavía ambas luchas, si bien crecientes son minoritarias. El capitalismo no sólo tiene muchos más recursos económicos y humanos, sino que es capaz de llegar a las mentes de la mayoría de las poblaciones a las que convencen que el sistema capitalista tiene la solución para el hambre en el mundo, la calidad de la alimentación y el bienestar de los agricultores. Es evidente, sin embargo, que no es así, pues asistimos a más poblaciones hambrientas, agricultores con grandes dificultades, alimentación degradada con productos agrarios más peligrosos junto a campesinos más y más desposeídos de sus recursos, sus saberes y su forma de vida , mientras los territorios se degradan por la fuerza de una intensísima explotación. Los libros que se presentan hoy muestran con fuerza y claridad patente que son los intereses económicos dominantes y su búsqueda del beneficio, el sistema capitalista en una palabra, los que conducen a los problemas que supone la agricultura y la alimentación actual. No iremos a ninguna parte en el capitalismo, el capitalismo no tiene un rostro humano, como lo muestra que está dispuesto a causar a través de la desposesión del medio rural y la especulación la muerte de millones de seres humanos y la destrucción del patrimonio natural para ganar más dinero. Esto es todo lo que nos puede proporcionar el capitalismo en el siglo XXI, como siempre basado en la explotación.
6.- Hacia el futuro
Sólo unas sociedades no capitalistas, donde los recursos naturales y humanos se organicen en función de cubrir las necesidades humanas y mantener la naturaleza permitirán avanzar en otra dirección justa y armónica. No tenemos modelos del pasado sobre como hacerlo. Pero los seres humanos, organizados colectivamente, podemos y tenemos que inventar nuevas formas de luchar por la justicia y la armonía social.
Necesitamos combinar la lucha cotidiana para paliar los desastres de este sistema, con un horizonte de transformación total. Ambos aspectos tienen que ser parte del trabajo cotidiano por cambiar las cosas. Para ello necesitamos programar, planear socialmente nuestras sociedades del futuro, e iniciar experiencias que nos lleven en la dirección deseada, crear ámbitos de autonomía, donde aunque sea muy modestamente, se inicien formas de hacer no capitalistas. Comenzar a ser parte de una sociedad diferente, en un sentido amplio y totalizador.
Para avanzar en dicha dirección podrían ayudarnos cuatro debates clarificadores para el diseño de una sociedad rural alternativa:
1.- ¿Cuánta y que tipo de agricultura y ruralidad necesitamos? Se acepta que la agricultura tradicional puede cubrir las necesidades locales, pero a menudo se plantea si la agricultura no intensiva puede alimentar a las ciudades, y ello necesita una respuesta precisa. El diseño del mundo rural del futuro no puede ser dejado en manos de un mercado que supone su conversión en fábricas agrarias, pero probablemente tampoco puede convertirse en el refugio donde colocar a la población que no encuentre otro lugar.
2.- ¿Quién ha de pagar por una agricultura adecuada? El conjunto de la sociedad no pude dejar que sean solos los agricultores quienes satisfagan las necesidades financieras de un mundo rural al servicio de la comunidad. La sociedad ha de ser en gran parte responsable y ha de debatirse socialmente como distribuir equitativamente el coste de un medio rural, una agricultura y una alimentación satisfactoria para todos.
3.- ¿Cuales han de ser los agentes decisorios en el desarrollo rural? Si el diseño y el coste del medio rural es una tarea social, también han de serlo las decisiones que se tomen en el mismo. Sin eliminar, en absoluto, la importancia de las decisiones que tomen sus habitantes, el mundo agrario y las explotaciones agrarias habrán de ser integradas en sistemas de programación en los que participen las demás capas sociales. No se avanzará hacia un mundo rural armónico como no sea con la ayuda de grupos urbanos preocupados por el mismo. Y esto conlleva el diseñar como tomar las decisiones y la importante cuestión de las alianzas que puedan conducir a una agricultura y ruralidad armónica con los intereses del resto de la población.
El mundo rural ya está profundamente insertado en el mundo urbano y sólo integrándose sobre la base de premisas sociales muy distintas logrará sus propios objetivos. Lo rural y lo urbano constituyen partes sustanciales de una única sociedad y sólo reconociéndolo así y organizándose en consecuencia se avanzará hacia una sociedad justa y satisfactoria.
Esta tarea es nuestra responsabilidad histórica. Y diría que el mundo rural –más en los países periféricos que en los nuestros- esta anticipándose en esta tarea. Antiguas y nuevas organizaciones importantes e interesantes están avanzando en ella, pero es necesario ampliarla y potenciarla. Si sólo se pretende cambiar el sistema agro-pecuario-alimentario, la agricultura y el mundo rural, se estarán dando palos de ciego (¿voluntarios?), pues únicamente una transformación radical del sistema capitalista en otro distinto, justo y armónico, permitirá la existencia de un sistema agrario y alimentario adecuado no sólo al bienestar del mundo rural sino también de las necesidades y deseos de la mayoría de la ciudadanía.
Sólo en sociedades plenamente participativas, con trabajo y organizaciones colectivas, rurales y urbanas, sabiendo a donde queremos llegar, será posible avanzar hacía donde deseamos. Inventar nuevas formas de trabajar y luchar por llevarlas a cabo, es la tarea que nos ha encomendado la historia en este periodo.
19 de junio de 2012
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